Con las manos en los bolsillos tocando las 4 llaves que tenia se encaminó a la quinta.
Era de color amarillo pollo y en medio había dibujado un sol naranja entre nubes, el marco era de flores rojas, blancas, naranjas, amarillas y rosas, el pomo era verde y la llave azul. Sabrina olió las flores del marco, eran frescas, y cuando se apartó una lluvia de margaritas la vistió con un vestido de manga sisa, corto, con estampado floral de color violeta , algunas flores rosa fucsia resaltaban y un cinturón marrón quedaba perfectamente colocado en la cintura; unas sandalias romanas, casi del mismo color del cinturón y una chaqueta vaquera que cerraba el conjunto.
Un aroma embriagador la envolvió solamente al abrir la puerta lo que hizo que entrara con los ojos cerrados a un lugar que no tardó en descubrir.
Un aroma embriagador la envolvió solamente al abrir la puerta lo que hizo que entrara con los ojos cerrados a un lugar que no tardó en descubrir.
Era un prado cubierto de flores de los mismos colores de las del marco de la puerta, unos montes verdes se diferenciaban a lo lejos y el sol caía acunándose en la ladera de uno de ellos dejando en el cielo un rastro de diversos colores chillones; varios tonos de violeta debajo de un celeste hermoso, también amarillo, naranja y un poco de rojo. Parecía que alguien había derramado tinta en el cielo, tinta que desbancaba a un pequeño grupo de nubes blancas.
Sabrina guardó la llave en el bolsillo derecho de la cazadora, sonrió, admirando aquel paisaje y comenzó a correr, atravesando aquél paraíso y acariciando las flores con las palmas de las manos. Se paró, respiró hondo y vio como el Sol se escondía llevándose con él la magia del día, dejando pasar el misterio de la noche. Antes de que el Sol desapareciera del todo, cerró sus ojos, pidió un deseo, (No despertar nunca de aquel sueño), y volvió a la puerta. Cuando, lentamente, iba acercándose a ésta, un chico la abrió dejando a Sabrina paralizada, "Era hermoso"- pensó ella.
-¿Sería tan amable de acompañarme?- dijo aquel chico de ojos claros, muy cortés , mientras se inclinaba en forma de reverencia y le ofrecía la mano.
-Y...yo...yo- tartamudeaba y pestañeaba, entonces frunció el ceño -Pero... ¿Quién eres tú?
-Soy quien tú has querido que sea, soy tu imaginación, estoy en tu sueño, soy, simplemente, Tú -contestó sin apartar la mano, dejando ver unos dientes blancos y formando una sonrisa que parecía hacer delirar a Sabrina.
-Sin lugar a dudas, eres mi imaginación, ¡Eres perfecto!- respondió ella, ante aquel comentario, mirando al horizonte.
Él carcajeó, ella miró su mano tentadora y se dio cuenta de que aún no sabía su nombre. ¿Cómo no podía saber el nombre del chico más perfecto que había conocido?
-Teo-dijo sonriendo y levantando su ceja izquierda -Soy tu sueño, se lo que piensas ya que estoy en tu mente- respondió al ver la cara de asombro de Sabrina.
-Vale, pero...¿Se puede saber a dónde quieres que te acompañe?- contestó colocándose delante de Teo y cruzando los brazos.
Él movió la mano extendida, dejando ver que ella solo tenía que cojerla para responderse por sí sola.
Aunque no estaba segura pensó que después de todo era su mente así que ella no se haría daño a si misma.
El chico ya impaciente por lo indecisa que era ella, entró por la puerta dejando que se cerrara tras él, Sabrina acercó su mano a la de él, lentamente, y justo antes de aceptarla se paró volviendo a dudar, pero Teo le agarró la mano haciéndola quedar con un vestido largo de gala.
Era de color negro, de mangas largas y con un escote delantero que iba desde la cintura hasta las clavículas, en forma de rombo, y que en el cuello quedaba rodeado de pedrería dorada y plateada. Unos pendientes con brillantes plateados hacían conjunto con un bolso de mano rectangular y pequeño recubierto de pedrería y unos zapatos plateados de tacón también con pedrería que cerraban el modelito. Sabrina quedó muy alucinada.
Era de color negro, de mangas largas y con un escote delantero que iba desde la cintura hasta las clavículas, en forma de rombo, y que en el cuello quedaba rodeado de pedrería dorada y plateada. Unos pendientes con brillantes plateados hacían conjunto con un bolso de mano rectangular y pequeño recubierto de pedrería y unos zapatos plateados de tacón también con pedrería que cerraban el modelito. Sabrina quedó muy alucinada.
El muchacho, que lucía un smoking negro, con mocasines, camisa blanca y una pajarita negra, sonrió complacido al ver la cara de ella cuando empezó a sonar "The Way You Look Tonight".
-¿Pero cómo...? ¿Qué, qué es eso?- Dijo Sabrina mirando hacia la puerta con una mano en la boca y la otra sujeta por la de Teo.
-Soñar es maravilloso, ¿verdad?- Contestó él mirando a la puerta también- ¿Me concedes este sueño?- volviendo la mirada a ella.
Sonriendo como una niña pequeña, al escuchar la voz de Tony Bennett, asintió y comenzaron a caminar mientras la puerta se abría de nuevo dejando ver una multitud de personas con máscaras excepto sus amigas Akemi, Gatty, Melania y Yuliana, sus amigos Rubén, Brian y su hermano Félix.
Ciertamente no tenía ganas de hablar con ellos, ni siquiera en sueños. Esa broma que le hicieron hace dos días fue más pesada de lo que esperaban.
- ¿Estás bien?- Preguntó Teo al ver la mirada de Sabrina hacia sus compañeros.
- Eso creo...- Suspiró- No quiero entablar conversación con ellos así que, ¿Por qué se supone que están en mi sueño?- Respondió ella buscando una respuesta en los ojos del muchacho.
- Quizás lo necesitas, aunque tu no lo creas ¿No? ¿Qué otra razón podría haber?- Dijo él encogiéndose de hombros.
- Esto no es normal, a veces pienso que mi mente me tortura- Comentó en voz alta con el ceño fruncido.
- Bueno, tampoco es para tanto, relax baby- Teo se carcajeaba del mosqueo que ella tenía.
Los dos comenzaron a caminar hacia el grupo conocido. Sabrina estaba enganchada con las dos manos del brazo izquierdo él que ponía su mano derecha sobre las de ella para tranquilizarla. Mientras se acercaban el grupo los observaba hasta quedar frente a frente.
- Hola, Soy Teo- Se presentó a todos.
- Hola- Contestaron los 7 a la vez.
- Hey- Dijo Sabrina débilmente.
- Esto... -empezó Melania
- Nosotros... -Siguió Gatty.
- Estamos... -Después Rubén.
- Muy... -Yuliana.
- Arrepentidos... -Akemi.
- De todo... -Brian.
- Enserio... -Concluyó Félix.
- Hola- Contestaron los 7 a la vez.
- Hey- Dijo Sabrina débilmente.
- Esto... -empezó Melania
- Nosotros... -Siguió Gatty.
- Estamos... -Después Rubén.
- Muy... -Yuliana.
- Arrepentidos... -Akemi.
- De todo... -Brian.
- Enserio... -Concluyó Félix.
La tensión aumentó entre ella y el personal. Solo Teo frotaba su espalda para relajarla.
- ¿Os creéis que por pedir disculpas podéis remendar vuestra broma de mal gusto? Pues estáis muy pero que muy equivocados ¡Todos!- Dijo Sabrina muy recta y enfadada.
- Sabemos que pedir disculpas no te devuelve a Rex, pero nosotros no quisimos que tu perro se escapara y se perdiera de verdad- Contestó Félix a la pregunta de su hermana.
- Tienes que comprender que cuando se hace un plan, ya sea una broma o lo que sea, nunca sale bien- Le habló Teo a Sabrina mirándola a los ojos.
- Sí, lo sé. Pero eso no justifica que hayan perdido a mi perro, mi Rex- Sollozó ella.
- No te preocupes- La abrazó él- Todo se arreglará.
- Sabemos que pedir disculpas no te devuelve a Rex, pero nosotros no quisimos que tu perro se escapara y se perdiera de verdad- Contestó Félix a la pregunta de su hermana.
- Tienes que comprender que cuando se hace un plan, ya sea una broma o lo que sea, nunca sale bien- Le habló Teo a Sabrina mirándola a los ojos.
- Sí, lo sé. Pero eso no justifica que hayan perdido a mi perro, mi Rex- Sollozó ella.
- No te preocupes- La abrazó él- Todo se arreglará.
De repente unos ladridos sonaron y todo comenzó a volverse turbio. Los ladridos se hicieron más fuertes y Sabrina sabía que se estaba despertando, pero ¿Los ladridos eran reales?
Se revolvió entre las sábanas, pestañeó varias veces y se dio cuenta de que los ladridos eran de verdad. Pegó un bote en la cama y salió de su habitación corriendo escaleras abajo para encontrarse con un perro vagando por su casa, y después de chillar por la emoción se abrazó a su perro, su Rex.
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