domingo, 4 de mayo de 2014

Sueño Deseado (o no) 2


Con las manos en los bolsillos tocando las 4 llaves que tenia se encaminó a la quinta.
Era de color amarillo pollo y en medio había dibujado un sol naranja entre nubes, el marco era de flores rojas, blancas, naranjas, amarillas y rosas, el pomo era verde y la llave azul. Sabrina olió las flores del marco, eran frescas, y cuando se apartó una lluvia de margaritas la vistió con un vestido de manga sisa, corto, con estampado floral de color violeta , algunas flores rosa fucsia resaltaban y un cinturón marrón quedaba perfectamente colocado en la cintura; unas sandalias romanas, casi del mismo color del cinturón y una chaqueta vaquera que cerraba el conjunto.
Un aroma embriagador la envolvió solamente al abrir la puerta lo que hizo que entrara con los ojos cerrados a un lugar que no tardó en descubrir.
Era un prado cubierto de flores de los mismos colores de las del marco de la puerta, unos montes verdes se diferenciaban a lo lejos y el sol caía acunándose en la ladera de uno de ellos dejando en el cielo un rastro de diversos colores chillones; varios tonos de violeta debajo de un celeste hermoso, también amarillo, naranja y un poco de rojo. Parecía que alguien había derramado tinta en el cielo, tinta que desbancaba a un pequeño grupo de nubes blancas.
Sabrina guardó la llave en el bolsillo derecho de la cazadora, sonrió, admirando aquel paisaje y comenzó a correr, atravesando aquél paraíso y acariciando las flores con las palmas de las manos. Se paró, respiró hondo y vio como el Sol se escondía llevándose con él la magia del día, dejando pasar el misterio de la noche. Antes de que el Sol desapareciera del todo, cerró sus ojos, pidió un deseo, (No despertar nunca de aquel sueño), y volvió a la puerta. Cuando, lentamente, iba acercándose a ésta, un chico la abrió dejando a Sabrina paralizada, "Era hermoso"- pensó ella.
-¿Sería tan amable de acompañarme?- dijo aquel chico de ojos claros, muy cortés , mientras se inclinaba en forma de reverencia y le ofrecía la mano.
-Y...yo...yo- tartamudeaba y pestañeaba, entonces frunció el ceño -Pero... ¿Quién eres tú?
-Soy quien tú has querido que sea, soy tu imaginación, estoy en tu sueño, soy, simplemente, Tú -contestó sin apartar la mano, dejando ver unos dientes blancos y formando una sonrisa que parecía hacer delirar a Sabrina.
-Sin lugar a dudas, eres mi imaginación, ¡Eres perfecto!- respondió ella, ante aquel comentario, mirando al horizonte.
Él carcajeó, ella miró su mano tentadora y se dio cuenta de que aún no sabía su nombre. ¿Cómo no podía saber el nombre del chico más perfecto que había conocido?
-Teo-dijo sonriendo y levantando su ceja izquierda -Soy tu sueño, se lo que piensas ya que estoy en tu mente- respondió al ver la  cara de asombro de Sabrina.
-Vale, pero...¿Se puede saber a dónde quieres que te acompañe?- contestó colocándose delante de Teo y cruzando los brazos.
Él movió la mano extendida, dejando ver que ella solo tenía que cojerla para responderse por sí sola.
Aunque no estaba segura pensó que después de todo era su mente así que ella no se haría daño a si misma.
El chico ya impaciente por lo indecisa que era ella, entró por la puerta dejando que se cerrara tras él, Sabrina acercó su mano a la de él, lentamente, y justo antes de aceptarla se paró volviendo a dudar, pero Teo le agarró la mano haciéndola quedar con un vestido largo de gala.
Era de color negro, de mangas largas y con un escote delantero que iba desde la cintura hasta las clavículas, en forma de rombo, y que en el cuello quedaba rodeado de pedrería dorada y plateada. Unos pendientes con brillantes plateados hacían conjunto con un bolso de mano rectangular y pequeño recubierto de pedrería y unos zapatos plateados de tacón también con pedrería que cerraban el modelito. Sabrina quedó muy alucinada.

El muchacho, que lucía un smoking negro, con mocasines, camisa blanca y una pajarita negra, sonrió complacido al ver la cara de ella cuando empezó a sonar  "The Way You Look Tonight".
-¿Pero cómo...? ¿Qué, qué es eso?- Dijo Sabrina mirando hacia la puerta con una mano en la boca y la otra sujeta por la de Teo.
-Soñar es maravilloso, ¿verdad?- Contestó él mirando a la puerta también- ¿Me concedes este sueño?- volviendo la mirada a ella.
Sonriendo como una niña pequeña, al escuchar la voz de Tony Bennett, asintió y comenzaron a caminar mientras la puerta se abría de nuevo dejando ver una multitud de personas con máscaras excepto sus amigas Akemi, Gatty, Melania y Yuliana, sus amigos Rubén, Brian y su hermano Félix.
Ciertamente no tenía ganas de hablar con  ellos, ni siquiera en sueños. Esa broma que le hicieron hace dos días fue más pesada de lo que esperaban.
- ¿Estás bien?- Preguntó Teo al ver la mirada de Sabrina hacia sus compañeros.
- Eso creo...- Suspiró- No quiero entablar conversación con ellos así que, ¿Por qué se supone que están en mi sueño?- Respondió ella buscando una respuesta en los ojos del muchacho.
- Quizás lo necesitas, aunque tu no lo creas ¿No? ¿Qué otra razón podría haber?- Dijo él encogiéndose de hombros.
- Esto no es normal, a veces pienso que mi mente me tortura- Comentó en voz alta con el ceño fruncido.
- Bueno, tampoco es para tanto, relax baby- Teo se carcajeaba del mosqueo que ella tenía.
Los dos comenzaron a caminar hacia el grupo conocido. Sabrina estaba enganchada con las dos manos del brazo izquierdo él que ponía su mano derecha sobre las de ella para tranquilizarla. Mientras se acercaban el grupo los observaba hasta quedar frente a frente.
- Hola, Soy Teo- Se presentó a todos.
- Hola- Contestaron los 7 a la vez.
- Hey- Dijo Sabrina débilmente.
- Esto... -empezó Melania
- Nosotros... -Siguió Gatty.
- Estamos... -Después Rubén.
- Muy... -Yuliana.
- Arrepentidos... -Akemi.
- De todo... -Brian.
- Enserio... -Concluyó Félix.
La tensión aumentó entre ella y el personal. Solo Teo frotaba su espalda para relajarla.
- ¿Os creéis que por pedir disculpas podéis remendar vuestra broma de mal gusto? Pues estáis muy pero que muy equivocados ¡Todos!- Dijo Sabrina muy recta y enfadada.
- Sabemos que pedir disculpas no te devuelve a Rex, pero nosotros no quisimos que tu perro se escapara y se perdiera de verdad- Contestó Félix a la pregunta de su hermana.
- Tienes que comprender que cuando se hace un plan, ya sea una broma o lo que sea, nunca sale bien- Le habló Teo a Sabrina mirándola a los ojos.
- Sí, lo sé. Pero eso no justifica que hayan perdido a mi perro, mi Rex- Sollozó ella.
- No te preocupes- La abrazó él- Todo se arreglará.
De repente unos ladridos sonaron y todo comenzó a volverse turbio. Los ladridos se hicieron más fuertes y Sabrina sabía que se estaba despertando, pero ¿Los ladridos eran reales?
Se revolvió entre las sábanas, pestañeó varias veces y se dio cuenta de que los ladridos eran de verdad. Pegó un bote en la cama y salió de su habitación corriendo escaleras abajo para encontrarse con un perro vagando por su casa, y después de chillar por la emoción se abrazó a su perro, su Rex.

martes, 1 de octubre de 2013

Sueño Deseado (o no)

Se encontraba, en camisón y descalza, en una sala redonda con 5 puertas, solo la luz de una vela que se consumía alumbraba el lugar.
Una pared continua, rugosa y de un color marfil la rodeaba junto con 5 puertas, que, además, eran completamente diferentes entre ellas.
La primera en la que se fijó era lisa de color rojo chillón, con un pomo negro y una llave, del mismo tono rojo que la puerta introducida en la cerradura. El marco era de un rojo más apagado mezclado con naranja oscuro y, justo en el centro de la puerta perforaciones pequeñas hacían el dibujo de una hoja otoñal. Decidió ver qué se escondía detrás de esa puerta que le causaba tanta curiosidad. Al rozar el pomo se vio vestida con un jersey rosa de mangas largas y el la parte delantera trenzas, unas zapatillas estilo vans blancas y shorts vaqueros. Le encantaba el conjunto.

Se escuchó un leve clack al girar la llave, eso hizo que Sabrina no respirara durante al menos 5, 6, 7, 8... iba contando los segundos sin darse cuenta hasta que inspiró fuertemente y abrió la puerta. Encontró un precioso paisaje anaranjado con un atisbo de calidez en el ambiente, le hizo sentirse tan bien que se tumbó en la tierra y no podía parar de sonreír, solamente nada haría que se fuera de allí...
eso creía hasta que oyó un extraño ruido lejano que le hizo ponerse de pie y afirmar su conjetura, una gran ventolera, que levantaba las hojas y con ello el polvo otoñal, se acercaba, así que se apresuró a la puerta para cerrarla con esa llave tan particular. Cuando quitó la llave, la miró y, se la guardó en el bolsillo como recuerdo.
La segunda puerta era blanca, el marco gris y el pomo del mismo color, y una llave en la cerradura de color verde caqui.
-¿Verde?¿por qué verde?- se preguntó Sabrina, en voz alta.
La puerta estaba separada por unas varillas redondas y verdes caqui, que formaban un rectángulo a lo largo de la puerta, pero más al centro, con una pegatina de una bolita grisácea que parecía algodón. Giró la llave y una corriente de aire helada, le provocó un escalofrío que le recorrió todo el cuerpo, quiso cerrar la puerta rápidamente pero como ella era una chica muy curiosa, la abrió de par en par y entró. 
Ahora llevaba puesta otra ropa, pero no lo suficiente invernal ya que era prácticamente de otoño, un jersey a bandas anchas de tres colores, blancas, azules oscuras y rosa palo; unas zapatillas estilos convers, unos pitillos vaqueros claros y de complementos; un fular rosa palo y un gorro del mismo color, Sabrina pensó que estaba monísima pero seguía teniendo frío.
Pudo observar un camino repleto de nieve y árboles a los lados que le daban un poco de grima pero que a la vez le gustaba mucho.
No tardó en salir, por la simple razón de que no llevaba abrigo y enfermaría en un lugar como ese. Al cerrar la puerta también se guardó la llave.
La tercera era de color marrón arena y la misma textura que ésta, el marco era de color azul con pequeñas olas con espuma dibujadas en él y el pomo era del color de las olas, un azul marino casi negro, en el que resaltaba una llave blanca. Antes de abrir pudo oler un aroma marino, le recordaba a esos paseos que le gustaba dar por la playa a solas, ya no podía esperar para abrir y cuando lo hizo una ola de calor cargada de verano la rodeó. Se veía muy bien con un vestido de colores cálidos, un bikini triangular de color azul fuerte, unas sandalias del mismo color, un sombreo marroncito y un bolso de mimbre a juego.
Divisó una hermosa playa de aguas cristalinas, arena blanca y varias palmeras. Introdució sus pies en la arena y se quitó las sandalias, seguidamente se quitó el vestido y se dio un chapuzón porque estaba muerta de calor. Salió del agua, abrió su bolso y sacó una toalla que extendió en la arena, se recostó en ella y cerró los ojos.
Al cabo de un rato quiso saber qué otros lugares maravillosos quedaban por descubrir en las dos puertas, cogió las cosas sin vestirse ya que sabía que tendría otra vestimenta distinta en la siguiente puerta, salió y guardo una gran playa en el bolsillo junto con la llave.
En la siguiente puerta, la cuarta, se quedó parada mirándola de arriba a abajo porque era algo extraña, parecía selvática. Era verde, de un verde vivo bastante bonito, que a Sabrina le encantaba. El marco eran finos troncos, de un color marrón apagado y el pomo... bueno, no había pomo.
¡Qué cosa tan rara!- exclamó, pero sin levantar mucho la voz.
Pero... la llave era aun más extraña,¿Por qué? pues porque era de piedra pulida, por lo menos el cabezal, la parte que se introducía en la cerradura seguía siendo de metal. Sabrina lo comprobó sacándola antes de abrir la puerta. Ya lucía un conjunto de montaña que incluía, unas botas de senderismo marrones, unos lenggins negros muy cómodos, una camiseta transpirable rosa, una chaqueta de montaña del color de las botas y una mochila negra que contenía; una botella de agua de 1L, una cuerda, frutos secos, un gorro, unos guantes negros calentitos y un bastón.
Cuando abrió la puerta y vio el paisaje, pensó que estaba en una isla flotante. Se veían unas escaleras de piedra sin final, las barandillas para sujetarse eran de troncos como el marco de la puerta y a los laterales se encontraban arbustos verdes de diferentes tonos verdosos.
Ya que estaba tan preparada decidió emprender el camino, no sin antes coger la llave claro. Empezó a andar mirando en todas direcciones y disfrutando de aire puro, pasada una media hora empezó a descender de la montaña y se fue mostrando una camino en medio de una pradera verde y en medio del esta se veía la parte trasera de la cuarta puerta en la que Sabrina introdujo la llave, menos mal que la había cogido antes, y abrió. Para su sorpresa se encontraba de nuevo en la sala redonda con su camisón, descalza y el pelo suelto como había llevado todo el tiempo.

jueves, 30 de mayo de 2013

¿Vivir o morir? ... vivir moribunda

-Hola- le dijo Sabrina algo extrañada -¿Qué haces a estas horas en la calle?
-Nada, quería hablar contigo- contesto Félix.
-No hay nada de lo que hablar,vete- respondió ella con un toque duro y segura de lo que hacía.
Él se calló durante unos minutos mientras miraba al suelo sabiendo que Sabrina no apartaba sus ojos de su nuca, hasta que ella, cansada de esperar, dio media vuelta y siguió andando calle abajo.Cuando Félix levantó la cabeza y no vio nada supo que debía haberse pensado previamente lo que realmente quería decirle, sobretodo por cómo era ella.

Cuando Sabrina llegó a su casa, empezó a darle vueltas al asunto buscándole mil salidas sin encontrar respuesta alguna y sin saber cómo se vio hablando sola haciendo un monólogo perteneciente a un libro propio al que ella llamaba "La Teoría de los Sueños".

-(Todo parece tan fácil desde fuera, donde no piensan lo que ven, aunque solo sea una persona normal, tengo sentimientos que algún día aflorarán; entonces cuando mis ojos se humedecen y las primeras lágrimas resbalan por mis mejillas, me doy cuenta del punto al que he llagado. A veces no consigo avanzar porque un obstáculo me lo impide, sin embargo me lo echo todo a la espalda y continuo hasta que no puedo aguantar el peso de mis problemas y el de algunos problemas ajenos y me derrumbo. Unas personas, con la ayuda de una mano inesperada, se levantan, pero yo me quedo esperando, con la esperanza de que ese apoyo llegue, aunque sepa que no lo hará.
Escucho la música que suena en la radio o la que tengo en el móvil y pienso:" ¡Eh! ¿Han escrito sobre mí?¿Soy la protagonista de la canción de alguien que vive a miles de Kilómetros y no conoce de mi existencia, o qué?", entonces medito y me digo:" ¿Por qué las personas más cercanas a mí son las que más difícil me lo ponen?¿No son capaces de entender cómo me gustaría que me trataran, aunque solo sea por un día ?¿Por qué doy y no recibo nada de empatía ?",ahí es cuando me doy cuenta de que desearía ser otra persona o un animal, Peter Pan o simplemente aire... , sin problemas, sin amarres ni enlaces, sin complicaciones, sin obstáculos, sin remordimiento, sin conciencia, tan solo aire viajando de un lado a otro, pero Nooo...)-gritó Sabrina de repente, a la vez que revoleaba un peluche, de un pequeño tigre blanco, con el que hablaba; respiró hondo recogió el tigrecito y siguió hablándole -(Y un día leo un libro,"Alicia en el país de las maravillas", donde Alicia se plantea un millón de cosas absurdas, lo que en realidad hacemos nosotros constantemente, como: ¿Quién soy?¿Por qué estoy aquí?¿Por qué hago lo que hago?¿Por qué soy como soy y él es como es?¿Por qué no soy como esa persona?¿Por qué me hago estas preguntas que nadie me va a contestar,porque si lo hicieran no sería normal?, entonces hablo con mis conocidos y me dicen las mentiras que quiero oir, como:" ¡Ey! no pasa nada todo el mundo tiene un mala racha...o...Eres guapa corazón...o...Tienes muchas cualidades...o...Si te lo propones lo consigues...o...Yo te apoyaré hagas lo que hagas", y otras que te dicen lo que en realidad pasa y lo que no quieres oir, porque sabes que es verdad, como:" Esta mala racha no la vuelvas a pasar...o...Tienes que quererte y tener más autoestima...o...Debes esforzarte mucho más...o...Lo que quieras te costará sangre, sudor y lágrimas...o...Como cojas el camino equivocado no cuentes conmigo".

Bueno,¡¿Qué c___ hago entonces?!)-dijo tirándose en su cama-(¿Podría morir(matarme) en este momento y se darían cuenta de que formo parte de la vida de alguno de ellos? Pero no sería capaz, no tengo el valor suficiente para afrontar mi futuro, cargar con mi pasado y vivir el presente, de todos modos, no se cómo pero lo hago, y supongo que se a convertido en una manera de vida, que tengo miedo y que por eso no me propongo cambiarme a mí misma).
"Mí misma" fueron las dos últimas palabra que salieron de la boca de Sabrina esa noche. Después de aquella reflexión se quedó tumbada mirando al techo, hasta que sus parpados, cada minuto que pasaba, se iban haciendo más pesados y terminaron por cerrarse y así permitirle caer en un profundo sueño, uno de esos sueños que anhelaba hacía varias noches atrás.